Alimentos llenos de vitalidad, fácil digestión, con multitud de propiedades, que nunca deberían faltar en la mesa de todo aquel que se preocupa por una alimentación sana.

Lamentablemente, en los tiempos que corren, una gran cantidad de productos que consumimos ya no tienen vida. Sin embargo, las semillas continúan albergando vida en su interior, siendo posible volver a plantarse y renacer, dando lugar así a los llamados germinados. Pero ¿qué son los germinados? denominamos así cualquier tipo de semilla que ha estimulado su metabolismo gracias al contacto con el agua, el aire o el calor, dando lugar a que se despierte la vida que habita en ellos. Según el proceso utilizado, se distingue entre germinados cuando se ponen en agua, y brotes cuando las semillas son enterradas en la tierra.
¿Cómo no maravillarse ante los cambios que experimentan las semillas al germinar? tan sólo es necesario que les lleguen fuentes de vida como el agua y un poco de calor, y se inician las transformaciones maravillosas que darán lugar a una nueva planta de muy interesantes propiedades.
Durante el proceso de germinación tienen lugar varias reacciones químicas fermentativas, que transforman los hidratos y almidones, rompiendo y simplificando. También las grasas de depósito liberan una buena parte de los ácidos grasos que las constituyen, ayudando así a que se digieran mejor. A todo esto sumamos que los granos germinados son más ricos en vitaminas A, B, C y E, clorofila, calcio, potasio, magnesio, y en oligoelementos (hierro, selenio y zinc).
Por todo esto, destacar que son reguladores intestinales, antianémicos, disminuyen el colesterol "malo", revitalizantes, digestivos, antioxidantes, depurativos del organismo y muy convenientes para los niños en edad de crecimiento.

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