El chitosán es un polímero natural que se encuentra en los caparazones de gambas, langostinos, cangrejos o camarones, cuya utilidad es la de absorber la grasa del estómago. Y es que su mayor propiedad es la de atrapar la grasa que ingerimos con los alimentos, actuando como una esponja.
Dado que el chitosán es un alimento que no se absorbe ni se digiere, al llegar al estómago y encontrarse en medio ácido, atrae los lípidos presentes, que quedan atrapados en su estructura, para después ser eliminados en la excreción, siendo importante mencionar que facilita el tránsito intestinal.
Cuando ingerimos chitosán, al no ser digerido ni absorbido, es eliminado, arrastrando consigo las grasas, generando así una menor absorción y disminuyendo el valor calórico de los alimentos, ayudando así en la reducción del peso corporal.
Hemos de tener en cuenta que el chitosán debe ser usado puntualmente como coadyuvante en dietas de adelgazamiento.
Pero, además, el chitosán es de ayuda en la reducción del colesterol malo (HDL), además de ayudar en la absorción del calcio.
Es conveniente tomarlo antes de las comidas, ya que debe mezclarse con los alimentos, absteniéndose de tomarlo personas alérgicas al marisco y embarazadas o en período de lactancia.
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