La L-carnitina es un nutriente vital, imprescindible para el metabolismo de las grasas. La L-carntina transporta los ácidos grasos a las mitocondrias de las células, y allí puede obtenenrse energía de los ácidos grasos. Sin la L-carnitina estos ácidos grasos no tienen acceso a las mitocondrias.

La L-carnitina es de gran importancia para el funcionamiento de muchos órganos de nuestro cuerpo, como el corazón, músculos e hígado, además de ayudar a eliminar toxinas.
En nuestro cuerpo tenemos alrededor de 20-25 gramos de L-carnitina ubicados en corazón, músculos, células inmunológicas, hígado, riñón, cerebro, nervios y espermatozoides, siempre dependiendo de un suministro adecuado.

Los efectos que provoca la ingesta de L-carnitina en nuestro cuerpo son, desde quemar grasas, fomentar la regeneración celular, aportar energía al corazón, así como a las células del sistema inmunológico y evitar el cansancio prematuro.En los deportistas, puede contrarrestar la vasoconstricción producida por el esfuerzo, pudiendo así incrementarse la irrigación sanguínea y el suministro de oxígeno al músculo; los esfuerzos deportivos son más soportables y durante periodos más prolongados, además de una mayor protección en la musculatura contra las lesiones. Los periodos de recuperación se acortan.
La L-carnitina es una sustancia propia del cuerpo que podemos producir en pequeñas cantidades; sin embargo, para poder producirla nuestro cuerpo necesita aminoácidos (lisina y metionina), vitamina C, así como algunas del grupo B y oligoelementos como el hierro. Si hay una insuficiente ingesta de alguno de estos nutrientes, se inhibe la producción de L-carnitina en nuestro cuerpo. Podemos encontrarla en las carnes rojas, pescado, aves, leche y leche materna, siendo muy bajo su contenido en los vegetales y en algunos casos inexistente.
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