El ajo es una planta que pertenece a la familia de las liliáceas, al igual que la cebolla, el espárrago o el puerro.
Se trata de un alimento originario de Asia, más concretamente de la zona centro y sur, y del que tenemos referencia desde el año 3000 a.C.
En el mercado podemos encontrar tres variedades de ajo: el ajo blanco o común, el ajo rosado o también llamado morado, y el ajete o ajo tierno.
Si lo comparamos con otras hortalizas hemos de destacar su importante aporte energético derivado de su elevado contenido en hidratos de carbono y proteínas. Además, es muy rico en minerales (potasio, fósforo, magnesio, yodo y zinc) y vitaminas de las que destacamos las del complejo B (B1, B3, B6) y las vitaminas A, C y E (estas útimas en menor proporción).
Pero lo realmente interesante del ajo viene determinado por su contenido en sustancias de naturaleza azufrada, lo que le confiere ciertas propiedades saludables, además de su aroma y sabor característicos.
Propiedades:
Antibiótico: fortalece el sistema inmunológico, además de ayudar a combatir un gran número de hongos, bacterias y virus, gracias a sus propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas.
Cardiosaludable: aumenta el diámetro de los vasos sanguíneos haciendo que la sangre fluya con mayor facilidad, disminuyendo la presión arterial. También disminuye los niveles plasmáticos de colesterol, ya que regula su producción en el hígado
Eficaz para evitar las varices, hemorroides y estreñimiento.
Para los diabéticos, reduce los niveles de azúcar en sangre y estimula el proceso de absorción de la misma.
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